EL PROBLEMA AGRARIO Y EL PROBLEMA DEL INDIO según MARIÁTEGUI
- Por Karla Vaca
- 1 may 2020
- 6 Min. de lectura
Cuando José Carlos Mariátegui realiza los escritos que pretenden explicar sobre el proceso revolucionario en el Perú, él escribe sobre el problema agrario y el indio, definiendo que se debe a instancias económicas y no como sugiere el criollo a instancias administrativas, pedagógicas étnicas o morales. Un primero problema que se explica en el ensayo, corresponde a que en el Perú no se forjo una clase capitalista como tal, sino que la clase terrateniente se mantiene predominante. El interés latifundista de expandir las tierras se mantiene durante la época republicana y deja como rezagos dos expresiones de feudalidad: latifundio y servidumbre.
Para Mariátegui el régimen político y administrativo de toda nación es determinado por la propiedad de la tierra, a tal punto que dice que “sobre una economía semifeudal no pueden prosperar ni funcionar instituciones democráticas y liberales” (Mariátegui 2009:42). Este problema se inicia en la época colonial, cuando después del proceso de imposición de nuevas formas de producción se delega al indígena como una “raza” de agricultores, dedicados únicamente al cultivo de tierras.
La política del coloniaje: despoblación y esclavitud
Cuando los europeos llegan a América a instaurar el proceso colonial, se desata por parte del colonizador una práctica de exterminio de la población indígena, lo cuál a largo plazo empobreció el territorio “ganado” por los españoles, debido a que se eliminó el capital humano de la zona. Cuando los españoles notaron el desequilibrio y la necesidad de brazos para la explotación recurrieron a la exportación de esclavos trayendo con ellos a los negros para equilibrar a la población indígena. El proceso de explotación utilizado en América Latina para convertir al indígena en esclavo se determino a través de las “mitas”, lo que permitió el trabajo forzado y alejó al indio de su suelo y sus costumbres, para trabajar buscando los metales preciosos que tanto anhelaban los españoles.
El colonizador español
Mariátegui hace una comparación entre los españoles que conquistaron América y los Europeos que llegaron a Norteamérica. Describe primero a los norteamericanos como grupo independiente de la corona, puesto que no hubo reyes que dispusieran de esta tierra, además desarrollaron un “sistema de propiedad privada en el cual cada quien pagaba el precio de su tierra y no ocupaba sino la extensión que podía cultivar” (Mariátegui 2009:47). Además sustenta que los primeros anglosajones practicaron la democracia de la recolución francesa, es decir que se debían a los valores de: libertad, igualdad y libertad. Estas primeras características determinaron a largo plazo el gran desarrollo de América del Norte en comparación con América del Sur. Señala el autor que los españoles llegaron con la intensión de buscar oro y no con la visión de establecerse a largo plazo; este proceso genero que la feudalidad se forjara en Suramérica convirtiéndose en una traba para el desarrollo.
La “comunidad” bajo el coloniaje
Las leyes de las Indias reconocían la propiedad indígena y su organización comunista pero estas leyes fueron elaboradas de tal manera que se ajuste a la política y economía feudal: “la comunidad podía y debía subsistir, para la mayor gloria y provecho del rey y de la Iglesia” (Mariátegui 2009:50). Una de las medidas que se impusieron para que esto ocurra fue el de las “encomiendas”, un sistema que permitió fortalecer al señor feudal a través de la sustitución de una gran parte de comunidades agrarias indígenas por latifundios de propiedad individual cultivado por indios, es decir que el indígena pasa a ser la servidumbre del régimen.
La revolución de la independencia y la propiedad agraria
Es importante rescatar que durante la época de la República en el Perú la burguesía no se encontraba plenamente desarrollada como tal, sino que aún estaba dominada por los terratenientes, razón por la cual el proceso de independencia sirvió para asegurar su posición dominante. Si bien la nueva política abolía las mitas y encomiendas, también se aseguró de mantener intactos el poder y fuerza de propiedad feudal. Estas medidas sin duda alguna afectaron a los agricultores, que en el caso de Perú, eran indígenas.
La gran propiedad y el poder político
El poder de la clase política de la República procedía en buena cuenta de la propiedad de la tierra, es decir que viene del feudalismo. Los políticos y caudillos eran por lo general, dueños de grandes haciendas. Mientras que el latifundismo serrano mantenía un nivel muy atrasado en su sistema de producción, el latifundismo costeño, orientado a los intereses de los capitales británicos y estadounidenses, se hallaba más desarrollado tecnológicamente, lo que le permitió denominarse como burgueses, a pesar de que su tipo de explotación se debía a las prácticas y principios feudales.
La “comunidad” bajo la república
Durante la época republicana se generalizó la tendencia de denominar a la “comunidad” como parte de un rezago de la sociedad primitiva. Castro Pozo, presenta un estudio en el cual revela que la “comunidad” indígena tiene posibilidades de evolución y desarrollo, a pesar de que se encuentra atado a un régimen latifundista. La “comunidad” pudo mantener sus principales rasgos constitutivos que determinan su idiosincrasia. El mismo autor también presenta una clasificación de las comunidades definiéndolas de a cuerdo a su forma de vida, costumbres y sistemas de trabajo de la siguiente manera:
Comunidades agrícolas
Comunidades agrícolas ganaderas
Comunidades de pastos y aguas
Comunidades de usufructuación
La “comunidad” y el latifundio
En el Perú las comunidades fueron despojadas para los beneficios del latifundio, y es en la parte de la sierra en donde más arraigada se encuentra esta costumbre del sistema feudal que no permite el paso total hacia el capitalismo. Cuando llega la industrialización de la agricultura trae consigo la concentración de la propiedad agraria, “la gran propiedad aparece justificada por el interés de la producción, identificado, teóricamente por lo menos, con el interés de la sociedad” (Mariátegui 2009: 69). A través de varios procesos de explotación, es interesante como el autor reconoce que las comunidades trabajan en conjunto y se presentan como un sistema de producción que se encarga de hacer que el indio trabaje al cien por ciento a través de estímulos morales.
El régimen de trabajo. Servidumbre y salariado
En este subtema se hace una explicación acerca de la diferencia entre la agricultura de la costa y sierra del Perú, haciendo énfasis en que el mayor progreso se dio en la parte costera. A pesar de esto, el latifundio costeño estuvo enmarcado por una mezcla de sentimientos entre el aristócrata del Medioevo y el colonizador blanco, a esto hay que agregarle los prejuicios de raza. Cuando se establecieron las leyes de Estado en el Perú se dejo muy en claro que estas no podían ser aplicadas al latifundio, razón por la cual nunca se pudo amparar legalmente los derechos de las poblaciones que trabajaban en la tierra, es decir los indígenas. A la población trabajadora se les negó el salario libre que era parte fundamental del capitalismo y la economía liberal. Al sobrevivir en el Perú el latifundio feudal, sobrevivía también la servidumbre, bajo diversas formas y distintos nombres, como por ejemplo se encuentran las formas de yanaconazgo, lo cual hacía que el indio se alejará de su comunidad originaria; las formas migratorias en su mayor parte consistían en los indios que deciden trabajar en las grandes haciendas costeñas con casi las mismas desventajas que en la sierra.
“Colonialismo” de nuestra agricultura costeña
En este apartado Mariátegui hace referencia a la producción costeña, una producción que no responde a las necesidades agrícolas de la población peruana sino que trata de satisfacer las exigencias del mercado mundial sobre todo a las necesidades de Londres y New York. Por esta razón en las costas peruanas se realiza el cultivo del algodón, un producto que tenia acogida en el mercado, pero que nunca se encargó de contribuir realmente a la población peruana, puesto que la falta de producción agrícola obligaba a importar otros productos para la subsistencia, afectando a la economía del país y complaciendo las exigencias del capitalismo extranjero.
Proposiciones Finales
En la última parte del ensayo, Mariátegui presenta seis conclusiones acerca del problema del indio y la tierra:
El carácter de la propiedad agraria en el Perú se presenta como una de las mayores trabas del propio desarrollo del capitalismo nacional. Se explotan grandes porcentajes de tierra bajo un sistema feudal
El latifundismo existente en el Perú es la más grave barrera para la inmigración blanca o europea, debido a que no resulta atrayente por sus bajos salarios y su sistema casi esclavista.
La orientación de la agricultura de la costa a los intereses de los capitales británicos y norteamericanos impide que se ensaye y adopte nuevos cultivos de necesidad nacional.
La propiedad agraria de la costa se muestra incapaz de atender los problemas de salubridad rural.
En la sierra, el feudalismo agrario sobreviviente se muestra del todo inepto como creador de riqueza y de progreso. Los latifundios tienen una producción miserable.
La razón de que esa situación de los latifundios serranos no se debía solo a lo difícil de las comunicaciones, sino más que nada al gamonalismo
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